Seamos cuidadosos con la cantidad de alimentos que ingerimos.
Las porciones son en ciertas ocasiones demasiado grandes para lo que realmente necesitamos.
Lo que en la actualidad percibimos como un tamaño normal, hace dos décadas no lo era y esta distorsión en las porciones de comida puede ser un factor contribuyente al aumento de casos de obesidad, la cual conduce a muchos problemas de salud, tales como diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, artritis e incluso cáncer.
Es mejor consumir los alimentos en proporciones más pequeñas (nada que no entre entre tus dos manos formando un cuenco).
Otro consejo es no exagerar el consumo de proteínas. En nuestra cultura occidental, el consumo de las mismas es por lo general excesivo, lo cual representa una carga extra para nuestros riñones.
La carne en exceso acidifica nuestro organismo. Incluso se ha implicado como agravante de la osteoporosis.
En realidad la cantidad de proteína que necesitamos está alrededor de unos 50 a 70 gramos al día.
El excesivo consumo de carne también se ha relacionado con mayores concentraciones de hierro en el organismo. El hierro es necesario, es vital para nosotros, pero un exceso es definitivamente perjudicial para nuestra salud.
Incluso el tipo de flora intestinal cambia cuando consumimos demasiadas proteínas.
Las proteínas consumidas en exceso, aquellas que el organismo no necesita, se queman en las células para producir energía (pero no es una energía "limpia"). Todo exceso de proteínas supone cierto grado de intoxicación que provoca la destrucción de tejidos y, en última instancia, el envejecimiento prematuro.
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